miércoles, 21 de diciembre de 2016

Hoy hace un semana que no estas más. 
Todavía me cuesta entender como todo cambio tan rápido. 

Recién ahora me animo a escribir, paso todo tan de golpe. También puede haber sido que no quise pensar en toda esta semana, distrayéndome con lo que se pueda.
Pero ya está.
Me pude despedir, algo que con la abuela no me anime. 
Te pude hablar, te pude agradecer. Te pude decir que te quería muchísimo. Y que ahora ibas a seguir cuidando a la mujer de tu vida como siempre lo hiciste. 
Si hay algo que me da orgullo es saber que conocí el amor de verdad, el amor puro e incondicional. Y fue el amor que ellos se tenían. 

En menos de 6 meses perdí a mis dos abuelos, que siempre fueron un sostén fundamental para mi. 

Ahora están juntos de nuevo. No podían pasar mucho tiempo separados. 
Porque eran uno solo, eran un alma sola dividida en dos.

Me di cuenta que lo que más extraño es la rutina con ellos. Ir a visitarlos, que me reciban con esas sonrisas tan sinceras. Llegar, que enseguida me diga: Que toman? Hay leche, también hay palmeritas. 

Lo que daría por compartir una merienda más con ellos.

Siempre dieron todo por mi. Y no voy a seguir escribiendo porque ya tengo el nudo en la garganta. 



Gracias.